Enfermedades
del aparato respiratorio
Tuberculosis: Es una infección bacteriana contagiosa que compromete
principalmente a los pulmones, pero puede
propagarse a otros órganos. Los síntomas clásicos de la tuberculosis son
una tos crónica, con esputo sanguinolento, fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso. Se contagia por vía aérea, cuando
las personas infectadas tosen, estornudan o escupen. Además, un número
creciente de personas del mundo contraen la tuberculosis debido a que su
sistema inmunitario se ve comprometido por medicamentos, abuso de drogas o el sida.
Prevención: Se previene mediante una vida sana e higiénica, identificando oportunamente a los enfermos y asegurando su curación para no contagiar a otras personas, principalmente por medio de la vacunación con vacuna BCG.
Medidas preventivas:
- La persona infectada debe protegerse siempre que
tosa con pañuelos desechables.
- Lavado de manos después de toser.
- Ventilación adecuada del lugar de residencia.
- Limpiar el domicilio con paños húmedos.
- Utilizar mascarilla en zonas comunes.
- Restringir visitas a personas no expuestas a la
enfermedad.
- Garantizar consistencia al tratamiento.
- No fumar. El cigarrillo no causa tuberculosis, pero sí favorece el desarrollo de la enfermedad.
Tratamiento
El tratamiento de la tuberculosis se realiza con combinaciones de
medicamentos antituberculosos, haciendo eficaces las pautas de seis meses de
tratamiento.
Tratamiento quirúrgico de la tuberculosis: Se realizaron diversas técnicas, todas ellas basadas en
la colapsoterapia, que
consistía en hacer colapsar el pulmón para que permaneciera en reposo y así curara la enfermedad.
Tratamiento farmacológico de la tuberculosis:
- Fármacos de primera
línea: isoniacida, rifampicina, pirazinamida, etambutol o estreptomicina
- Fármacos de segunda
línea: cicloserina, etionamida, ciprofloxacino, etc. Se utilizan en los
casos de tuberculosis resistentes o cuando los de primera línea producen
efectos secundarios.
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